Voy a dar crédito a mi creatividad.
Voy a invertir en mi espontaneidad.
Aunque nunca fui bueno para los negocios.
Lo que sí se hacer muy bien es por ejemplo empezar a hablar de las hojas de rúcula (que es lo que estoy comiendo ahora), y terminar hablando de un control remoto.
Porque básicamente me dejo llevar.
A eso se lo llama volar.
“Dar crédito”, “Invertir”, “Dejarse llevar” ¡Cuántas expresiones cargadas de significado en las que no nos detenemos a pensar!
“Detenerse a pensar”, ahí tenés otra. Es parar la pelota, sacar una instantánea de la jugada, y pensar para que lado le vas a pegar. Hay una escena de la pelicula Sherlock Holmes donde está muy bien desarrollada ésa expresión.
“Hacer un recreo”
Ésa me encanta.
Viene de recrear.
¡Con lo lindo y barato que es recrearse!
“Dar crédito”
Ésa es fuerte.
¿Quién te da crédito? Por lo general se piensa en un banco.
Pero justamente, uno tiene que avalar para que a uno le otorguen el crédito.
Avalar, demostrar valor. Curiosamente se asocia la valentía con el valor, si bien no son sinónimos.
Valeroso.
Boleroso, con maracas y demás.
“Dejarse llevar”…ésa me gusta mucho. Es como ir flotando en un rio, haciendo la plancha boca arriba, con los ojos cerrados (y en lo posible, vivo), y que la corriente te vaya llevando, sin preocuparte por lo que tenés adelante.
Sólo cerrar los ojos y recrearse.
“Hacer un recreo”
Ésa me encanta.
Viene de recrear.
¡Con lo lindo y barato que es recrearse!
¿Me parece a mí o estoy entrando en un bucle de pensamientos?
Un bucle es como un resorte, que primero te enrosca y después te catapulta.
Un resort, vamos. Donde muchos van a hacer sus vacacionales recreos.
(TIMBRE….)